jueves, 21 de enero de 2010

Maridos prestados

señora A y la señora B se encontraban haciendo una fila y, como buenas comunicadoras, comentaban mientras hacían hora. La señora A dice: "fíjate que a Clarita la operaron de la nariz y no se le colocó morada la cara". La señora B responde: "es que hoy en día la nueva tecnología nos permite operarnos e irnos para casa y, además, no sentir molestias de morados".

La señora A dice: "en cambio a Amparito, después de esa operación, es frecuente que se le ponga morada la cara". Y la señora B responde: "no mija, ese ya es cuento, porque yo sé que es el marido quien le pega con alguna frecuencia. Así es la vida, ella quiere ese tipo que le pega y que es prestado".

Ese término "prestado" causó mucha impresión en mí, que me hallaba detrás de ellas escuchando la anécdota. Al oírlas, concluí que ese hombre del que hablaban era el amante de Amparito, pues él tenía su esposa, por eso era prestado por ratos.

Hoy en día se ha vuelto común esta circunstancia. Algunas mujeres solteras piensan en cómo tener un hijo con un hombre, aunque éste sea prestado, y luego seguir su vida de madre soltera.

Cada día vemos cómo en nuestra comunidad se deteriora la sociedad conyugal, convirtiéndose en un ejemplo para nuestros hijos este tipo de actitudes, los cuales piensan en cómo tener una aventura o un amante ya sea por plata, diversión, curiosidad, encantamiento, etc.

Se ha ido perdiendo el respeto por la persona casada y los mismos casados van dejando de lado su fidelidad convirtiéndose esta situación en algo "común", pero resulta que lo común no es lo natural, ni lo correcto.

Nosotros como padres de familia de esta nueva generación somos los llamados a formar e inculcar en nuestros hijos todo tipo de valores que la sociedad ha ido perdiendo.

Esta formación se va dando con el mismo ejemplo nuestro y con el diálogo constante sobre estos temas, claro está que debemos tener en cuenta que nosotros necesitamos formar nuestras conciencias y es el momento de acercarnos a programas que nos pueden orientar, para después ser multiplicadores con nuestros hijos.

Debemos mostrarle a nuestros hijos que el matrimonio cuando se respeta, con fidelidad, amor, cariño, comunicación, compartiendo, hace más felices a los hijos y mejor formados para la vida.

Hay que darle ejemplo de fidelidad a los hijos y además hablar con ellos sobre este tema para que ellos puedan realizar juicios positivos sobre el matrimonio

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