jueves, 21 de enero de 2010

La comunicación es fundamental con los hijos.

Te sientes orgullosa de ser la mejor amiga de tus hijos, pero este rasgo que pudiera considerse positivo, puede ocasionar conflictos cuando se malinterpreta el concepto de amistad.

La sicóloga infantil Josefina Cruz Costilla explica que es importante que exista amistad, pero entendida como un vínculo de confianza, y no como la igualdad de posiciones entre la madre y el hijo.

Considera que una relación de amistad y buena comunicación con los hijos es más fácil que se dé cuando las madres tuvieron un vínculo abierto y de confianza con sus propias madres.


"Si la relación con su madre fue sólo de respeto a su autoridad, será más difícil que pueda darse el vínculo de confianza con sus propios hijos, y en cambio, sea una relación rígida.

"Por otro lado, cuando la madre fue muy reprimida, no vivió su propia vida, o no fueron completadas algunas etapas, trata de convivir en exceso con sus hijos y no los deja ser".

Cruz Costilla señala como un error común en este tipo de madres el querer vivir conforme a la edad de los hijos, a la par de ellos.

Los niños necesitan crecimiento físico, afectivo y emocional, destaca, por ello los padres tienen que ser congruentes en su forma de educar y ubicarse cada uno en su rol.

"Si mamá es muy condescendiente y permisiva, si les trata de dar todo en lugar de poner una pauta a seguir para que ellos aprendan de sus propias experiencias, lo que obtendrá serán personas inmaduras y poco responsables de sus actos".

Como consecuencia, es muy probable que no muestren respeto hacia la figura materna, pues es la misma madre quien no hace distinción entre ella y los hijos.

Mamá no es igual que una amiga de la edad de su hija o hijo, por tanto, debe entender que seguramente tienen secretos, y que no todo lo que les pasa tiene que ser contado con detalles, subraya la especialista al referirse sobre todo a los adolescentes.

"No deben presionar a sus hijos para que les cuenten cosas, basta con la confianza que les tengan al decirles quiénes son sus amigos y algunos datos, como el nombre de sus padres, por ejemplo, o su teléfono; o cuáles son sus gustos, entre otras cosas".

Sólo en el caso en que mamá y papá consideren que su hijo anda en malos pasos, podrán vigilarlo y ser un tanto más intrusivos, aunque la comunicación es la clave.

Querer acompañarlos a fiestas o a casa de sus amigos es no respetar su intimidad, por lo que mamá debe entender que sus hijos ya no son niñitos y no la necesitan.

Los excesos rompen el equilibrio y hasta el respeto, porque los hijos pueden tratar a mamá como a una chava, llamarla por su nombre o hasta de apodo.

Los niños y jovencitos pueden tener muchos amigos, pero mamá sólo una, por ello, además de inculcarles respeto hacia sus progenitores, hay que respetarlos, enfatiza la terapeuta.

Una madre y un padre con una autoridad moderada formarán hijos seguros de sí mismos, responsables e independientes.
Mamá puede decir no, mientras explique adecuadamente y con fundamentos sus negativas, los hijos no dejarán de quererla ni de tenerle confianza, y al contrario, al crecer le agradecerán que haya encauzado sus vidas.

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