lunes, 25 de enero de 2010

Infidelidad, crisis con solución

La mujer normalmente es más fiel que el hombre pero también es posible que esto sea de este modo porque dispone de menos oportunidades que las que tiene el hombre. Los dos, hombre y mujer, tras años de estabilidad matrimonial, no rompen la relación por simples flirteos, lo cual conduce a menudo a supuestas infidelidades a pesar de quizás amar más a tu pareja que al amante. Lo que sí es cierto es que antes de proceder a romper el equilibrio matrimonial los miembros del mismo viven en paralelo los posibles devaneos. Muchas veces se dice como justificación que "no se pudo evitar" "te acosaron hasta que cediste" o simplemente "se te puso a tiro".

En algunos casos, el cónyuge que mantiene una relación extramatrimonial afirma que se siente terriblemente atraído por su amante, que hay entre ellos una "química" especial que no existe en su matrimonio, lo que hace al amante realmente irresistible. El cónyuge infiel se obsesiona con su amante.

No jugar con los sentimientos

Lo de jurar amor eterno evidentemente es una utopía pero sí es verdad que tenemos que prometer una relación honesta por el bien de todos. Esto quiere decir que si sentimos pasión y deseo por otra persona distinta a la que actualmente se llama nuestra pareja tenemos que ser nobles con esos sentimientos y aceptarlas pero no antes sin comunicárselo a nuestra actual pareja. ¿Qué quizás rompemos una relación por un simple enamoramiento pasajero? Posiblemente pero si no lo hacemos estamos traicionando a quién nos dio su confianza.

El amor se basa en respeto mutuo y confianza y cuando éste termina tenemos que plantearnos el relevo. Muchos dirán que se puede amar a dos personas a la vez pero eso no es del todo cierto. Los tipos de amor son distintos y deberemos elegir qué queremos vivir. Jugar a dos bandas no es justo para ninguno de los tres miembros implicados por eso debemos evitarlo.

Si no hemos de ser capaces de mantenernos fieles en el seno conyugal vivamos con promiscuidad, sin compromisos, pero, si aceptamos la relación monógama, seamos honestos con nuestros sentimientos a lo largo de toda nuestra andadura conjunta.

¿Por qué no hacemos de nuestra pareja el amante soñado? Si nos gastáramos la mitad de la energía, el esfuerzo y el tiempo que empleamos en nuestras aventuras amorosas en hacer que la vida con nuestro esposo fuera más excitante, toda nuestra vida sería mucho más feliz.

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